miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lo que aprendí de la felicidad (ii): la toma de consciencia

Ha pasado bastante tiempo desde mi última entrada, bueno... la verdad es que hace mucho tiempo que lo que quiero trasladaros hoy está en formato borrador, para ser exactos.
Quiero seguir hablando de "ser feliz" y del optimismo, un valor que creo que muchos seres humanos están/estamos perdiendo; y digo VALOR porque, desde mi humilde punto de vista, su ejercicio no está exento de cierta valentía.


TagoreDecía Tagore que "un pájaro no canta porque es feliz, sino que es feliz porque canta". A lo mejor ésto significa que nuestro alado amigo está, simplemente, "ejerciendo" el sentido de su vida. Ahora es cuando mis lectores, todos inteligentes (y mucho) se están planteando: "muy bien, Manu!!!.. pero el pájaro canta por eso que llaman instinto, porque ha nacido para ello... ni que el pájaro se fuera a plantear por qué canta (alguno hasta habría añadido algún tipo de interjección malsonante)..." y, queridos y queridas mías, no puedo más que daros la razón... básicamente porque desconozco el funcionamiento del cerebro de las aves.

Pero ahora, tras tus reflexiones aladas,  soy yo el que interviene, y te pregunto... ¿y tú para qué has nacido?... Si te ha venido una respuesta a la mente de inmediato ¡enhorabuena! (supongo); si no, no te preocupes, es algo que pasa en las mejores familias; de hecho, yo he tardado bastante en descubrirlo (ehem.. sí, si... todavía estoy en ello!!).

Pero bueno, al menos he empezado a dar mis primeros pasos en esa búsqueda del sentido, y por ende, de la felicidad. ¿Suena profundo, eh?, es que... bueno... en cierto modo, lo es. A lo mejor -y sólo a lo mejor- lo que pasa es que mi cerebro es más complicado que el del pájaro y ha tardado un poquito más en encontrar una partitura. Y esto puede ser que sea debido a que, como persona, entran en juego variables como los sentimientos.

En este "encontrarme a mi mismo para ser feliz" - lo siento, no sé decirlo de una forma más breve, clara y que se entienda- he realizado varias "tareas", a veces con más acierto, más constancia... pero, con el paso del tiempo me he dado cuenta de que todas apuntan a un sólo término, a un solo fin: tomar consciencia; anda.. que al final emoción y raciocinio van a tener algo en común... anda que..

Decía al principio del post que el ejercicio de la felicidad, del optimismo, exige valor; pues esa misma valentía es con la que hay que partir para la toma de consciencia. Y el primer paso a realizar es ser consciente de quien eres... sí, sí.. tú ríete... pero el que está escribiendo esto no es el único que se ha perdido y se ha preguntado "¿qué narices hago yo aquí?", o se ha planteado su "utilidad"... y todo ello por no pararse de vez en cuando a "reconocerse".

Mírate, reconócete
Tomar consciencia sobre quién eres no es un ejercicio cómodo; sí, todos nos conocemos a la perfección, y por eso también somos especialistas en tapar... disimular...aquello que no nos gusta y potenciar lo que consideramos que pueden ser nuestras virtudes... ¿o me equivoco?. Hay algo muy sencillo que puedes hacer, repasa tu vida, tus momentos vitales -mejor dicho- , aquello que has hecho en primer lugar, después identifica de qué te sientes más orgulloso o te ha hecho sentir más cómodo... y bueno, a lo mejor encuentras pistas.

Pero tomar consciencia, trasciende a nuestro propio yo -aunque incida directamente en el mismo-, implica identificar qué tipo de relaciones quieres con los demás, qué poder quieres darle... Todos conocemos a "personas tóxicas", tristes, hdp,... o los descubrimos con el paso del tiempo; e inconscientemente les damos poder, dejamos que influyan en nuestra vida con su negatividad..y no, la responsabilidad no es suya, no podemos controlar a los demás, sino que la responsabilidad de que todo eso nos pase es nuestra, somos nosotros quienes les dejamos.. Por eso es bueno, útil y en determinados momentos pararse a pensar; cuando lo tengas delante en "atar el nervio" en no dejarte llevar por las emociones que te están produciendo y lanzarte al vacío con algo que te puedas arrepentir... frena, salva la situación con temple y empieza a tomar consciencia de cómo te sientes (sí, qué sentimiento te genera, dolor, rabia, miedo... ), siéntelo, permítete vivirlo.. y, una vez hecho ésto, atrévete a dar un paso más (el valor de nuevo) e intenta descubrir por qué te sientes así, qué hay en el fondo... rompe ese muro que te frena y podrás seguir tu camino sin esa carga, o al menos, haciendo que no sea una losa, sino algo liviano que te acompaña y de lo que podrás desprenderte; y todo ello.. porque sabrás mejor quien eres.

No hay comentarios: